Escúchame, somos como el aire. Fresco. Ligero. Libre.
Vagamos por ahí, eternos, levantando la falda de alguna chica, sacudiendo las copas de los árboles, meciendo suavemente algún que otro barco, acompañando a los pájaros en su vuelo. Y cuando los encontramos somos como los huracanes. Fuertes. Despieados. Caos.
Si tú quisieras vivir conmigo eternamente ...
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